En invierno sube la factura de la luz. Siempre. Hace frío, estamos incómodos y por más que nos resistimos acabamos encendiendo la calefacción y, a veces, se nos va de las manos hasta el punto de hacer que la climatización sea responsable de hasta la mitad de nuestro consumo. Y claro, con estos antecedentes, lo lógico es buscar una forma de ahorrar en la factura de la luz; pues bien, una buena opción es instalar un termostato.
¿Qué es un termostato?
Un termostato es un aparato que regula la temperatura de tu sistema de calefacción (y / o refrigeración). Actúa por estancias, lo cual es muy útil para hacer un uso eficiente de la energía controlando a qué temperatura queremos cada habitación.
Tipos de termostato
Aunque hay diferentes tipos de termostato, los podríamos resumir en los analógicos, los digitales y los inteligentes con wifi.
Los termostatos analógicos están actualmente desfasados porque no son particularmente exactos. Funcionan con una rueda que debes mover hacia la temperatura deseada, sin embargo, son mucho más exactos los termostatos digitales, que cuentan con una pantalla capaz de mostrar la temperatura con exactitud, lo que los hace mucho más eficientes. Además, dependiendo del tipo de aparato, también seremos capaces de programar la temperatura de un día o varios, e incluso desde el teléfono móvil si van vinculados a una app.
Finalmente, el top de los termostatos sería el que funciona con tecnología wifi o el termostato inteligente. Con ellos, podremos controlar nuestro termostato con una aplicación móvil, cambiar la temperatura de cada habitación, encenderlo, apagarlo, programarlo y controlar nuestro consumo constantemente. El único requisito es tener conexión a internet y, claro, hacer una inversión mayor que con otro tipo de termostato aunque, en nuestra opinión, vale la pena.
¿Cómo utilizar el termostato de la calefacción?
La utilización en sí del termostato es muy fácil e intuitiva. El ahorro proviene de prácticas y hábitos que deberás ir adquiriendo si quieres hacer un uso eficiente de tu termostato y ahorrar realmente en tu factura de la luz, como por ejemplo:
- Apagar la calefacción (o aire acondicionado) cuando nos vayamos y encenderla solo unos minutos antes de llegar de nuevo.
- No dejarla encendida si “sales un momento al super”. Si bajas a la calle 5 minutos probablemente no hace falta apagarla, pero si hablamos de media hora ya empieza a ser recomendable.
- Concienciarnos de no subir de los 20-23 grados. La “temperatura de confort” se encuentra –según el IDAE- entre los 19 y los 21 grados, así que pasarnos de 23 sería darle un uso ineficiente. Y por la noche, podemos bajarlo a 19 grados. Para algo compramos mantas 🙂
- Para que el termostato sea más preciso, deberás colocarlo lejos de fuentes de calor y en una estancia de mucha utilización, como el comedor o el dormitorio.
- No dejar de lado el aislamiento de tu casa. Por mucho termostato que tengas, si tu casa no está bien aislada se escapará el calor.
- Se aconseja que el calentador del agua cuente también con un programador para que se encienda unas 4 horas antes de ducharte. Si no, estará constantemente calentando el agua, y es bastante ineficiente.
Añadir un termostato a tu vivienda y adaptar tus hábitos a unos más eficientes es, sin dudar, un gran método para ahorrar en la factura de la luz. Consulta nuestras tarifas gas y convéncete que ahorrar es posible. Otra forma de ahorro es cambiar de compañía eléctrica a Factorenergia: llámanos gratis al 900 850 000 y pídenos un estudio de ahorro o contrata la luz online en solo 5 minutos.
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